sábado, 3 de septiembre de 2016

CORRER SINTIENDO LA TIERRA


Quizá lo primero que llama la atención, viviendo en un mundo tan tecnificado, es precisamente la reducción, la simplicidad, como es en este caso el del llamado minimalismo o natural running o también barefoot o correr natural. La pregunta es evidente ¿por qué? o ¿qué aporta ésto?

Correr minimalista (o descalzo, correr natural, barefoot, natural running) es una forma de entender, vivir y practicar la carrera a pie de la manera más natural posible y con la mínima separación entre el pie y el suelo (10 mm máx.).

El fundamento del minimalismo también consiste en “sentir el suelo” que se pisa. Lo que no quiere decir necesariamente sufrir. El pie humano posee unas 7200 terminaciones nerviosas. Por lo que podemos deducir, estas conexiones neuronales tienen muchas funciones que cumplir; así que, con el calzado que más nos separe del suelo menos sensaciones le podemos ofrecer a nuestro Sistema Nervioso Central.

Si lo que queremos es volver a sentir el suelo, correr de la manera que lo ha hecho la Humanidad entera durante muchos milenios sobre la Tierra, necesariamente y debido a nuestra cultura, hemos de hacer esta “involución”, esta vuelta a las sensaciones a través de nuestros pies. A esto mismo le llamamos “transición minimalista”: un período necesario de readaptación, reeducación, resensibilización de nuestros pies y biomecánica de la carrera. Por tanto, ¿es necesaria esta transición? Rotundamente sí.

¿Cómo se empieza? Muy fácil y muy importante: disfrutando de hacerlo poco a poco. Los primeros días han de bastarnos 200 o 300 metros a lo sumo. Incrementando la distancia muy progresivamente, despacio, sin prisas, “tomando consciencia” del suelo y de lo que nos transmite, de nuestra postura y “anotando” todas nuestras sensaciones corporales. Solo hay una regla casi infalible para disfrutar de este tránsito: no ir demasiado deprisa ni correr demasiada distancia. Todo ha de ser progresivo: tanto la distancia como la velocidad. Es más, la velocidad “tarda en llegar”: hay que adaptar ya no músculos, sino tendones, ligamentos y también huesos a una biomecánica “nueva” y a un trabajo que, muy probablemente, no han hecho nunca o hace mucho tiempo.


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