RESPIRAR CON EL DIAFRAGMA MEJORA EL RENDIMIENTO DEPORTIVO
En la historia de todo corredor aficionado, siempre llega un
momento en el que surgen preguntas sobre temas en concreto -tipos de
entrenamiento, ritmos, zapatillas, etc-. La respiración es uno de esos asuntos
que a la mayoría nos suscita interés en algún punto de nuestra “carrera” como
runners, y casi siempre nos hace reflexionar sobre este acto tan natural. Por
eso, hoy traemos un artículo sobre la importancia de la respiración y su
relación con el rendimiento deportivo.
Cuando hacemos ejercicio, el volumen de aire bombeado por
los pulmones puede ser 16 veces más alto que la cantidad gestionada en reposo;
también el consumo de oxígeno puede aumentar de 250 ml a 5000 ml por minuto y
la frecuencia respiratoria puede pasar de 12/16 a 40/50 respiraciones por
minuto. Con estos datos, no es de extrañar que los corredores nos obsesionemos
más de la cuenta con la respiración. Así que, ¿hay una manera “perfecta” de
respirar?, y lo más importante, ¿entrenar la respiración puede mejorar nuestro
rendimiento o reducir el riesgo de lesión?
“El objetivo clave durante el ejercicio es el intercambio de
tanta cantidad de aire -oxígeno y dióxido de carbono- como sea posible“, dice
la profesora Alison McConnell, fisióloga respiratoria en la Universidad de
Brunel (Reino Unido), y autora del libro “Breath Strong, perform better”. Y eso
significa, básicamente, que la mejor manera es hacerlo por la boca. “La boca
ofrece el camino de menor resistencia”, explica. “La idea de que debemos tratar
de respirar sólo por la nariz durante el esfuerzo, no tiene sentido”. “Así que
esas pequeñas tiritas que se ponen en el puente de la nariz para abrir mejor
los conductos respiratorios son absurdas”. “La literatura científica no
demuestra ningún beneficio en el rendimiento producido por el uso de
dilatadores nasales”, afirma.
Una serie de estudios de la Universidad de Arizona
demostraron que cuanto más exigente es la actividad, más nos vemos obligados a
respirar por la boca, o más correctamente, por la nariz y la boca (respiración
oronasal) ya que facilita notablemente la realización del ejercicio. En reposo,
el 70% del total de ventilación (el movimiento de aire dentro y fuera de los
pulmones) se realiza a través de las vías respiratorias nasales, mientras que
al ejercitarnos al 90% de la intensidad máxima, dicha cantidad de movimiento de
aire de manera nasal, se había reducido a 27%. “Esta respuesta es física pura”,
dice McConnell. “El flujo de aire es mayor a través de la ruta de menor
resistencia.”
La cuantificación de la respiración está determinada
principalmente por el volumen o la cantidad de aire en una sola inhalación, así
que a medida que aumenta la intensidad del ejercicio, el número de bocanadas
tomadas también se eleva. De esa manera, mientras que la respiración puede ser
una acción inconsciente o involuntaria, sí que podemos tener control consciente
de los músculos que ayudan a la inhalación y a la exhalación.
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