El paso de correr con calzado con amortiguación a correr de
forma más natural, con minimalistas, siempre genera cierto miedo e
incertidumbre, ¿me irá bien? ¿me lesionaré menos?, ¿será cierto que la excesiva
amortiguación en la zapatilla no nos hace ningún bien?
Éstas y muchas más preguntas, que nos pueden surgir ante
algo nuevo, son más que razonables cuando queremos dar este paso y cambiar
nuestra forma de correr. Pero quizá, este momento de la temporada, sin
objetivos a la vista, sea la ideal para probar. En el mejor de los casos,
perfeccionaremos nuestra técnica de carrera, y en el peor, al menos fortaleceremos
los músculos que se requieren para adquirir esta nueva forma de correr.
Para favorecer este proceso de transición y evitar las
sobrecargas normales, que implican este cambio, te mostramos una guía de
ejercicios, que son muy recomendables seguir antes de lanzarte a correr a tus
ritmos habituales con tu nuevo calzado:
La adaptación comienza en casa: en casa, libérate del
calzado que oprime tus pies durante el día, y camina descalzo. Si eres
friolento, ponte unos calcetines finos, que permitan libertad de movimiento a
tus pies. Realiza ejercicios de fl exo-extensión y rotación del tobillo,
ayudándote de tus manos y vuelve a sentir tus pies.
Calzado en la calle: intenta usar calzado cómodo, flexible,
con espacio para mover los dedos y cuya diferencia de altura entre el talón y
el antepié sea mínima (casi plano). Cuando caminamos con este tipo de calzado
intentaremos entrar lo más plano posible, aunque lo primero que apoya sea el
talón, esta acción se verá facilitada cuando aumentamos la cadencia y acortamos
nuestros pasos.
Subir escaleras: con este sencillo ejercicio de subir
escaleras, evitaremos en gran medida correr de puntillas. Sube las escaleras de
forma suave, realizando el primer apoyo de antepié y después el talón (no
evites apoyar éste en la escalera). Debemos ser capaces de subir un buen tramo
de escaleras, sin notar tensión en la musculatura de los gemelos. Podemos ir
aumentando progresivamente la velocidad del ejercicio.
Saltar con una cuerda: similar al ejercicio anterior,
saltamos alternativamente con una pierna y otra, aterrizando suave con la zona
de los metatarsos y apoyando ligeramente el talón el suelo. Debemos conseguir
saltar durante un rato, sin tensión en la musculatura de los gemelos.
Ejercicios de equilibrio sobre bosu: realizar diferentes
movimientos, sobre una plataforma inestable, como puede ser el bosu, es muy
beneficioso para mejorar el equilibrio, la propiocepción, fortalecer los tobillos
y la musculatura de las piernas. Con el bosu podemos realizar balanceos (hacia
delante, hacia atrás y laterales) y movimientos circulares. Primero
realizaremos los ejercicios con los dos pies apoyados en la plataforma y
después con el apoyo único de un pie. Si queremos llegar un poco más lejos,
podemos hacer los ejercicios con los ojos vendados.
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