Como decía Leonardo da Vinci: “el pie es una pieza maestra
de ingeniería y una obra de arte”. Lo forman una intrincada red de
músculos, tendones, ligamentos, fascia y huesos (la cuarta parte de
tus huesos están en tus pies). La planta del pie tiene mayor
densidad de terminaciones nerviosas que cualquier otra zona del cuerpo,
ofreciendo la misma riqueza sensorial que las manos.
Al igual que el resto de animales, caminamos descalzos
durante millones de años. Las sandalias más antiguas conocidas
tienen unos 5.000 años (detalle). Ofrecían protección, pero no
alteraban nuestro patrón de movimiento básico.
Así fue casi todo el calzado durante los últimos miles
de años, hasta que Nike alteró el rumbo de nuestros pies en los años 70. Nos
convenció de que nuestra biomecánica natural era inadecuada para el
deporte. Nació la era de la amortiguación. Cámaras de aire y varios centímetros
de talón pasaron a ser la norma. Nuestra forma de correr cambió y, por
tanto, nuestra anatomía.
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