domingo, 11 de septiembre de 2016

Consejos para una transición



CAMBIA TU VIEJA ZAPATILLA
  POR UNA QUE TENGA MÍNIMA AMORTIGUACIÓN

El paso de correr con calzado con amortiguación a correr de forma más natural, con minimalistas, siempre genera cierto miedo e incertidumbre, ¿me irá bien? ¿me lesionaré menos?, ¿será cierto que la excesiva amortiguación en la zapatilla no nos hace ningún bien?




Éstas y muchas más preguntas, que nos pueden surgir ante algo nuevo, son más que razonables cuando queremos dar este paso y cambiar nuestra forma de correr.

Pero quizá, este momento de la temporada, sin objetivos a la vista, sea la ideal para probar. En el mejor de los casos, perfeccionaremos nuestra técnica de carrera, y en el peor, al menos fortaleceremos los músculo que se requieren para  adquirir esta nueva forma de correr.

Para favorecer este proceso de transición y evitar las sobrecargas normales, que implican este cambio, te mostramos una pauta de consejos , que son muy recomendables seguir antes de lanzarte a correr a tus ritmos habituales con tu nuevo calzado:

La adaptación comienza en casa: en casa, libérate del calzado que oprime tus pies durante el día, y camina descalzo. Si eres friolento, ponte unos calcetines finos, que permitan libertad de movimiento a tus pies. Realiza ejercicios de fl exo-extensión y rotación del tobillo, ayudándote de tus manos y vuelve a sentir tus pies.

Calzado en la calle: intenta usar calzado cómodo, flexible, con espacio para mover los dedos y cuya diferencia de altura entre el talón y el antepié sea mínima (casi plano). Cuando caminamos con este tipo de calzado intentaremos entrar lo más plano posible, aunque lo primero que apoya sea el talón, esta acción se verá facilitada cuando aumentamos la cadencia y acortamos nuestros pasos.

Subir escaleras: con este sencillo ejercicio de subir escaleras, evitaremos en gran medida correr de puntillas. Sube las escaleras de forma suave, realizando el primer apoyo de antepié y después el talón (no evites apoyar éste en la escalera). Debemos ser capaces de subir un buen tramo de escaleras, sin notar tensión en la musculatura de los gemelos. Podemos ir aumentando progresivamente la velocidad del ejercicio.

Saltar con una cuerda: similar al ejercicio anterior, saltamos alternativamente con una pierna y otra, aterrizando suave con la zona de los metatarsos y apoyando ligeramente el talón el suelo. Debemos conseguir saltar durante un rato, sin tensión en la musculatura de los gemelos.

Ejercicios de equilibrio sobre bosu: realizar diferentes movimientos, sobre una plataforma inestable, como puede ser el bosu, es muy beneficioso para mejorar el equilibrio, la propiocepción, fortalecer los tobillos y la musculatura de las piernas. Con el bosu podemos realizar balanceos (hacia delante, hacia atrás y laterales) y movimientos circulares. Primero realizaremos los ejercicios con los dos pies apoyados en la plataforma y después con el apoyo único de un pie. Si queremos llegar un poco más lejos, podemos hacer los ejercicios con los ojos vendados.

Correr en el sitio: este ejercicio nos ayudará a mejorar el equilibrio y la coordinación. Se trata de correr en el sitio, pero debemos centrarnos en que el pie aterrice en el mismo lugar del que ha despegado. Podemos hacer una marca en el suelo, para saber cuánto nos estamos desviando de nuestra premisa principal. Partimos de una posición inicial sin tensiones, levantamos el pie hasta llevar la rodilla a la altura de la cadera, bajamos el pie y realizamos la misma acción con la otra pierna. Los brazos acompañan el movimiento de una forma coordinada. Podemos empezar a un ritmo lento y cuando hayamos adquirido la coordinación y equilibrio necesarios para no desviarnos de nuestro sitio, aumentaremos el ritmo.

Andar y correr descalzo por diferentes superficies: prueba a correr y caminar descalzo por superfi cies duras y limpias. El sitio ideal puede ser una pista de atletismo, donde podremos alternar diferentes terrenos: tartán, césped y asfalto. En estas primera semana de adaptación corre al menos un día a la semana, entre 5 y 10 minutos descalzo (alternando 1 minuto corriendo y un minutos andando), antes de ponerte los tenis.

Comprobación de la técnica correcta: observa tu pisada y descubre si el aterrizaje y despegue se están realizando correctamente. Buscaremos un lugar con arena para correr, la huella que se debe mostrar tras nuestras pisadas, es una huella recta, que no tenga más profundidad en la parte delantera o trasera. Si la huella se muestra desigual, más hundida por la parte delantera, nos indicará que empujamos al despegar, y si por el contrario, es la zona del talón, la que está más hundida, estaremos erróneamente aterrizando de talón.



banner
Previous Post
Next Post

0 comentarios: