Está claro que correr por el desierto no tiene mucho que ver
con correr por las superficies en las que habitualmente lo hacemos.
Las altas temperaturas y el hecho de correr sobre arena son
dos de los motivos que pueden generar muchos problemas en nuestros pies.
Cuando hablamos de carreras en estos lugares, estamos
hablando de largas travesías realizadas sobre un medio bastante hostil para
nuestros pies como es la arena del desierto. En ocasiones la temperatura de
dicha arena puede ser muy elevada, lo que significa estar exponiendo a nuestros
pies a un recalentamiento continuado.
Para intentar minimizar el efecto de ese aumento de
temperatura es muy importante usar el material adecuado. Zapatillas diseñadas
para este fin y muy importante el uso de polainas que impidan que la arena
entre dentro de la zapatilla ya que el hecho de que tengamos elementos externos
que pueden generar fricción en nuestro pie y además a muy alta temperatura,
facilitará la generación de ampollas y ulceraciones.
Es muy importante que la zapatilla sea medio número más del
habitual ya que el calor y la gran actividad física generarán la dilatación del
mismo y hemos de prever esa situación. Al igual que recomendamos siempre, no es
aconsejable estrenar zapatillas para una prueba de estas características y lo
ideal es haber realizado entrenamientos de intensidad con la zapatilla que
vamos a usar. No recomendamos que sea más de medio número mayor ya que si el
pie tiene posibilidad de moverse dentro de la zapatilla aumenta mucho la
posibilidad de generar ampollas por fricción.
En función de la
técnica de carrera que usa cada corredor, es habitual que si observamos
a un grupo de corredores, veamos algunos de ellos haciendo un primer apoyo con
el talón, otros que lo hagan de una forma más plantígrada y algunos que apoyen
su primer contacto con la zona metatarsal.
En todos esos casos se produce un desplazamiento del centro
de presiones a lo largo del pie que permite hacer trabajar secuencialmente
distintos grupos musculares, alternando el trabajo de los diferentes músculos.
En el caso de correr sobre la arena tenemos que evitar en la
medida de lo posible que el pie se hunda sobre la misma, ya que en ese caso se
producirá una gran pérdida de energía en cada paso y además exponemos durante
más tiempo todo nuestro pie sobre una superficie a gran temperatura,
facilitando el calentamiento.
Para intentar evitar este efecto es mejor evitar un choque
brusco de talón contra el suelo (ya que dicho gesto favorece que el pie se
“hunda” en la arena y tendremos que realizar un mayor esfuerzo para despegar en
cada pisada). Un apoyo medio del pie sería lo más aconsejable ya que mantener
un apoyo adelantado del pie durante distancias tan largas es un privilegio sólo
al alcance de muy pocos corredores.
Respecto a la biomecánica de la pisada está claro que puede
haber una gran diferencia de correr en la arena del desierto a hacerlo sobre una superficie mucho más
estable.
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