La leyenda de Kuafu
Se llamaba Kuafu y vivía en el Norte de China cinco mil años antes de Cristo. Aquellos eran lugares inhóspitos, épocas salvajes. La tierra estaba siempre demasiada seca , despoblado, azotado por los muy fríos vientos siberianos en invierno y calor por el verano.
Se llamaba Kuafu y vivía en el Norte de China cinco mil años antes de Cristo. Aquellos eran lugares inhóspitos, épocas salvajes. La tierra estaba siempre demasiada seca , despoblado, azotado por los muy fríos vientos siberianos en invierno y calor por el verano.
Los habitantes de esa zona morían como moscas. Una
veces porque hacía demasiado calor, y los árboles se secaban, los ríos quedaban
sin agua. Otros también morían porque hacía demasiado frío y los días eran tan
cortos que no había tiempo para nada ; ni trabajar, comer, ni ir a buscar
comida.
Estaba bien claro que, en un caso como en el otro,
el culpable no podía ser más que uno : el sol. Aquel astro imperante no hacía
lo que tenía que hacer y permanecía indiferente a los sufrimientos de los seres
vivos.
Entonces Kuafu tomó la única decisión posible : inconsciente
y valiente como era , pensó en seguir al sol , capturarlo y someterlo a su
voluntad. Todos los otros habitantes le dijeron que nunca lo conseguiría , que
el sol era inalcanzable. Y que si por ventura lo conseguía , al cogerlo su
calor lo mataría sin remedio .
Huafu no
escucho a nadie y echó a correr. Quien lo vio partir jura que se fue tan veloz
como el mismo viento.
Se dirigió hacia el alba , en la dirección que la
estrella estaba surgiendo. Corrió despreciando el peligro y el cansancio. Corrió
a través de montes y ríos, a lo largo de las agotadoras llanuras sin fin. Corrió
kilómetros y kilómetros sin volver su vista atrás.
Su paso era tan decidido que toda la Tierra temblaba al ritmo de su
marcha. Se dice que Kuafu alcanzó el sol al anochecer, y que con sus piernas consiguió
cubrir toda la longitud del mundo en un solo día.
Aquella bola de fuego estaba ahora frente a sus
ojos. Feliz y orgulloso , Kuafu intento abrazarla, pero sintió de inmediato una
gran sed, y para aplacarla bebió de un trago todo el río Amarillo y luego todo
el río Wei. Pero no fue suficiente para refrescar. Tenía una sed desmesurada.
Trato de llegar a un gran pantano, cuyas aguas
habían podido apagar la sed de todas las poblaciones desde el origen de los
tiempos. Sin embargo era tarde . Demasiado tarde.
El sol había debilitado a Kuafu hasta dejarlo
seco, hasta convertirlo en la sombra reseca del joven valiente que había sido.
Ahora que estaba próximo a la muerte, Kuafu lanzó
hacia el cielo su bastón en un gesto desesperado, y este se transformó como
arte de magia en un bosque de fruta dulce y jugosa que permanecerán verdes
para siempre , ofreciendo a los hombres y a los animales sombra y fruta fresca.
Su pelo se convirtió en hierba y su sangre en un largo e impetuosos río.
Así fue como Kuafu salvó a su gente , y desde
aquel día nadie volvió a padecer si hambre ni sed.
Su aún hoy existe un lugar en el que es posible vivir, el mérito es de un joven que
intentó coger el sol y se sacrificó a sí mismo para dar nueva vida a la tierra
. Este joven era simplemente un corredor.
La historia de Kuafu llega a nosotros desde la
antigua China. Es un cuento tradicional que hunde sus raíces en tiempos remotos y se
ha transmitido de generación en generación
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