viernes, 30 de septiembre de 2016

Hacerse minimalista: saludable, bonito y barato

Estar sano de verdad es un arte y una ciencia. Y como tal, necesitas dedicarle tiempo, energía y estudio para obtener los mejores resultados. Es una de las inversiones más importantes de tu vida. El problema es que muchos quieren mejorar su salud pero están demasiado estresados y ocupados para ni siquiera planteárselo de verdad. Es un círculo vicioso, y muchos tiran la toalla. ¿De dónde sacar el tiempo y la dedicación necesaria para conseguir una buena salud u otro noble objetivo? Hazte minimalista. Tú salud mejorará, y todo lo demás también.

Hacerse minimalista (racional) no es despojarse de todas tus posesiones e irse a vivir a una tienda de campaña. Es un proceso constante de eliminación de todo aquello que es superfluo, innecesario o que realmente no nos aporta satisfacción. Es un proceso de encontrar realmente lo que te gusta y de renovación. Todos tenemos cosas que compramos hace años y ya no usamos, cosas que están viejas o  que simplemente no son de buena calidad. Trastos. Podemos prescindir de ello.

Hay que soltar lastre y centrar la energía para no estar tan “ocupado” o distraído. Hay que limpiar y simplificar. Mira alrededor en tu habitación, ¿es un lugar que te relaja, que te inspira? O ¿es un sitio que en realidad te estresa? ¿Realmente necesitas toda esa ropa que nunca te pones? ¿Todas esas decoraciones? La sencillez aporta libertad tanto física como psicológica.

¿Convencido? Muy bien. Pero, ¿cómo puede uno hacerse minimalista?

Empieza por esta lista básica:

Posesiones materiales. Demasiadas cosas nos complican la vida aunque no nos demos cuenta. 

Empieza por la casa. Tira o dona todo aquello que no usas o quieres realmente. Compra sólo aquello que te guste y sea de buena calidad.

Compromisos de tiempo: actividades de trabajo, hogar, eventos de comunidad, pasatiempo…etc., la lista es larga. Siempre que puedas libérate de los compromisos que no estén en línea con tus valores más importantes. Puede ser incómodo decírselo a la gente, pero merece la pena.

Objetivos. Hay que reducir el número de objetivos que tenemos a uno o dos. Básicamente “el que mucho abarca poco aprieta”. Al reducir el número de objetivos, mejorará tu concentración y tus posibilidades de éxito.

Tus palabras. Di lo que piensas y piensa lo que dices. Evita el cotilleo.

La televisión. Pasar tiempo viendo televisión, películas, videojuegos…etc. afecta más de lo que piensas. Los medios afectan tus valores. La única forma de apreciar su influencia en tu vida es apagarla.

Tus contactos con el mundo. Las relaciones con los demás son buenas, pero las distracciones constantes no. Aprenda cuándo apagar el móvil, cerrar la sesión de Facebook, o no leer  los mensajes. Céntrate en lo importante, no lo urgente.

Las multitareas. Las investigaciones indican que cuando hacemos varias cosas a la vez aumenta el estrés y disminuye la productividad. El centrarse en una sola tarea a la vez es casi un arte perdido; practícalo.


Uno de nuestros principios en Salud Estratégica es que la salud es sólo el principio no el fin último. Es la puerta a una vida mejor y más plena. Hacerse minimalista es un viaje no un destino, y uno muy necesario en esta sociedad.
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