Últimamente mi hija de 7 años se viene a correr un rato
conmigo. (unos 3km en los que no para de hablar y contarme cosas). El segundo
día, antes de salir me dijo que no quería ponerse sus zapatillas de “tenis”,
que le hacían daño en los dedos. “Quiero unas como las tuyas”, me dijo. Así
que, contento y orgulloso con la decisión de mi pequeña, nos fuimos al Mall o
centro de la ciudad a compramos estas zapatillas (“Como hace gimnasia rítmica,
si no funcionan para correr las podrá usar para clase” – pensé). Son el
modelo Kid gym light shoes, unas zapatillas ligeras y flexibles, que sólo
tienen una fina capa de silicona en la suela para favorecer el agarre y se
fijan por la parte superior con una tira de velcro.
Hicimos la prueba y salimos de nuevo a correr. El resultado
fue sorprendente. Esta vez corrimos 5 km (¡Ella sin parar de hablar, claro!) y
según su opinión esta vez ya no le hicieron daño los pies. Dice que corrió
“super-bien”, y de hecho, le pregunté al día siguiente si se notaba alguna
molestia o agujeta, ella me preguntó: ¿Por qué me preguntas eso? Para ella, no
fue nada del otro mundo. Fue algo natural.
Analizando las zapatillas, al llegar, pude comprobar que
estaban en perfecto estado, no tenían ninguna marca de desgaste ni de rozadura.
De manera, que esta puede ser una buena opción para los que
quieran introducir a vuestros hijos en el mundo del barefoot y no manejen
muchos datos de cómo empezar.
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