lunes, 2 de enero de 2017

¿Es bueno caminar descalzo?




Caminar sin calzado unas horas al día en un ambiente limpio y protegido, como el interior de nuestra vivienda, puede tener beneficios: ayuda a la transpiración natural de la piel, además de permitirnos descansar de tacones y hormas estrechas. Caminar sobre arena fina de playa masajea y relaja los músculos y libera la piel de durezas.

Pero la piel descubierta también está desprotegida y expuesta al medio (como le ocurre a la del rostro o las manos). Se puede deshidratar fácilmente y, por ello, los pies necesitan cuidados adicionales de hidratación, limpieza y fotoprotección cuando están al descubierto. A esto hay que añadir que la ausencia de la amortiguación que proporciona el calzado aumenta la presión que el cuerpo ejerce sobre los pies.

Además de que el contacto directo con el suelo lo es también con gérmenes, residuos, suciedad, etcétera.

Desde el punto de vista de la osteopatía, disciplina donde se pone una atención especial en la estructura anatómica y los trastornos mecánicos del cuerpo, andar descalzo es muy beneficioso, sobre todo si se hace sobre superficies rugosas, planas y sin inclinación lateral, sin importar la temperatura. El pie se adapta también muy bien a las superficies con inclinación lateral, aunque se pueden producir sobrecargas musculares en la cadera, glúteos o columna lumbar.

Andar sin zapatos, hace que la biomecánica producida en el pie, y en el cuerpo entero como unidad, genera de forma natural una reorganización tensional estructural que alivia la presión producida por el calzado que utilizamos a diario. Un descanso muy recomendable para recuperar la alineación de las articulaciones y el espacio anatómico.

Si se padece algún tipo de patología o disfunción –sesamoiditis, metatarsalgias o fascitis plantar…– lo aconsejable es acudir al traumatólogo.

Andar descalzo es también aconsejable para los bebés: contribuye a su desarrollo en el proceso de interconexión neuronal motora y además les ayuda a reconocer el terreno, a ubicarse mejor en el espacio y afianzar su seguridad día a día. Y para los ancianos, aquellas personas que están sometidas a mucha tensión muscular y emocional cada día y quienes pasan mucho tiempo de pie o sentado.

*Dr. Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral. España
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