Sistema Cardiovascular
El envejecimiento cardiovascular da lugar
a una atenuación de la eficacia mecánica y contráctil. Los cambios específicos
incluyen el endurecimiento de la pared arterial, las alteraciones de la
composición de la matriz vascular con un aumento de la actividad elastolítica y
colagenolítica, y un aumento del tono del músculo liso. Finalmente, con la
edad, la “rigidez” vascular” causante del aumento de la presión arterial
sistólica, aumenta la resistencia vascular sistémica y la pos carga cardíaca.
Estos cambios se manifiestan por la hipertensión sistólica aislada mientras que
el ventrículo izquierdo, que tiene mayor trabajo para eyectar la sangre hacia
la aorta más rígida, finalmente se hipertrofia. Junto con esto cambios, se
produce una disminución de la actividad de la renina plasmática y de la
concentración de aldosterona. Por otra parte, la respuesta de la actividad de
la renina plasmática en la posición erecta es menor o aún puede estar ausente,
mientras que la respuesta de la aldosterona a la restricción de sodio también
está marcadamente reducida.
La hipertrofia de los miocitos provocada
por la elevación de la pos carga prolonga la duración de la contracción,
afectando al resto del ciclo cardíaco. En el momento de la apertura de la
válvula mitral, la relajación ventricular está retardada, lo que contribuye a
la disfunción diastólica. La velocidad de llenado diastólico precoz disminuye
con la edad, lo que en parte está compensado por el aumento de la velocidad del
llenado diastólico tardío, dependiente de la contractilidad auricular. Esto
favorece la correlación positiva del tamaño de la aurícula izquierda con la
edad, la mayor posibilidad de desarrollar fibrilación auricular aislada (FA) y
el mayor efecto del cambio del ritmo sinusal propio de la FA sobre el gasto
cardíaco.
El gasto cardíaco depende de la
frecuencia cardíaca y del volumen sistólico, el que a su vez decae, dando lugar
a una disminución del gasto cardíaco. Con el ejercicio, la respuesta de la
frecuencia cardíaca es menor, exagerando el efecto sobre el gasto cardíaco. Por
otra parte, existe una declinación progresiva de las células del marcapaso
auricular, resultando en una automaticidad intrínseca que puede predisponer al
desarrollo de alteraciones de la conducción eléctrica y trastornos del ritmo.
Con la edad, el gasto cardíaco en reposo se mantiene estable, pero el aumento
del gasto cardíaco que está asociado con el ejercicio se ve atenuado, incluso
en el envejecimiento saludable.
El sistema venoso actúa como un depósito
de retención del 70% del volumen de sangre circulante. Con la edad, las venas
también se endurecen progresivamente, reduciendo su distensibilidad
(compliance). Por lo tanto, los ancianos son particularmente susceptibles a los
cambios abruptos del volumen intravascular, ya que la capacitancia venosa es
menos apta para atenuar los cambios producidos.
Dra. Marcia Hidalgo Cortez
Médico Internista.
Universidad Católica de Chile
Médico Internista.
Universidad Católica de Chile
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